Al día de hoy, ya no es noticia hablar sobre la complicada relación entre John Lennon y Paul McCartney. Detalles abundan: hemos visto en documentales, biopics y entrevistas completas sobre este tema.

Según Lennon, McCartney era un niño mimado, un típico inglés mesurado, reprimido y ñoño. Sin embargo, The Beatles no hubiera existido sin la sinergia entre ambos. De hecho, casi la mitad de las composiciones de la banda se atribuye a la autoría de estos dos genios de la música. En el caso de "Hey Jude", también hubo este trabajo en equipo.

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La historia detrás de la canción

En 1968, John Lennon se encontraba en plena finalización de su matrimonio con Cynthia Powell. Y a pesar de que el divorcio es una cosa de todos los días y que los adultos manejan relativamente bien las separaciones, los niños son quienes suelen sufrir el mayor daño.

John Lennon ya estaba súper enamorado de Yoko Ono y su matrimonio no encontraba una opción para revivir, así que inevitablemente se disolvió de inmediato. Por otro lado, aunque el vínculo entre Paul y John no haya sido el mejor del planeta, McCartney sentía un efecto genuino por la familia de Lennon, por lo que luego del drama del divorcio, fue a visitar a Cynthia y a su hijo Julian:

“Sabía que no iba a ser fácil para él. Siempre me sentí triste por los niños en los divorcios”, expresó.

Dicen los músicos que cuando un tema te preocupa de corazón, la composición es natural, así que Paul confiesa que camino a casa de Powell ya tenía más de la mitad de la letra de la canción, cuyo título original era "Hey Jules".

Luego confesó que cambió el nombre a Jude ya que sentía que era más fácil de pronunciar a la hora de cantar. Lo curioso es que Julian Lennon se enteró de que el tema estaba dedicado a él 20 años después.

En el medio, no hubo necesidad de contar este sorprendente secreto, ya que Paul lo visitaba con frecuencia y a menudo se fotografiaban juntos. En palabras de Julian, tenía una mejor relación con McCartney que con su padre.

Ahora que conoces la historia, préstale atención a la letra:

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Fuente:

Cultura Inquieta