Cuando un niño es de carácter inquieto, se trata de una cuestión de acumulación de energía, lo cual es perfectamente natural a la edad infantil. Aunque es probable que fatigue a quienes le rodean, es importante permitirle al niño moverse y expresarse.

Pero, cuando este tipo de comportamiento se prolonga en el tiempo, o se presenta en momentos poco oportunos, puede ser útil aprender técnicas y estrategias que nos enseñen cómo calmar a un niño inquieto.

¿Por qué los niños se inquietan de más?

Los motivos de la agitación en los niños pueden ser numerosos:

- La dieta. En algunos niños, alimentos como el gluten, los huevos y la leche pueden causarles una reacción alérgica que genera la liberación de anticuerpos que interrumpen el funcionamiento de neurotransmisores químicos como la dopamina, cuya función es estimular las regiones cerebrales de atención, el sentido de organización y el control del movimiento.

- La tecnología. Es posible que el mayor uso de computadoras, teléfonos móviles y videojuegos, a expensas de reducir el contacto con la naturaleza, explique el estrés de su comportamiento.

- Cambio de ambiente. Un cambio significativo en la escuela o en el hogar, o no sentirse cómodo en un nuevo ambiente, pueden ser causas de irritación en un niño, y como el pequeño no sabe cómo canalizar ese sentimiento, puede experimentar ansiedad o inseguridad.

¿Cómo ayudar a un niño a relajarse?

Implementar una serie de rutinas podría brindarle estabilidad física y emocional: ¡conozcamos qué recomiendan los expertos!

- Promover un sueño tranquilo. Un niño en edad escolar debe dormir por lo menos entre 10 y 11 horas por noche. Tratemos, por ende, de crear una rutina estable que promueva el sueño.

- Vigilar su alimentación. Asegúrate de que se esté alimentando lo suficientemente bien. Todas las comidas, incluso la merienda, son especialmente importantes para su concentración..

- Estimular su actividad física. Un niño debe tener al menos 60 minutos de actividad física al día. Sal a pasear, juega en el parque o practica un juego de pelota con él. Anímalos a practicar deportes (promueven el auto-control y la concentración).

- Disminuir el uso de pantallas. Evita el uso excesivo de computadoras, tablets o teléfonos) y la televisión antes de ir a la cama.

- Ayudarlo a expresarse. Ayuda a tu hijo a identificar sus emociones. Cuando le leas, pregúntale acerca de las emociones que experimentan los personajes o cómo se habría sentido en esa situación.

- Practicar con él ejercicios de respiración. Una sesión de yoga para niños puede ofrecer ejercicios muy suaves de respiración que resulten divertidos.

Ejercicios para implementar hoy mismo

Estos ejercicios se pueden llevar a cabo en la tarde, cuando más el pequeño está más activo, o antes de dormir.

Ejercicio de respiración

Este ejercicio es ideal para hacer antes de dormir o cuando nuestra mente está demasiado alborotada. Se trata de invitar al niño a pedirle ayuda a alguien que está siempre cuidándolo, aunque no siempre la veamos o le prestemos atención: la amiga luna.

Le pediremos que nos envíe un poquito de su calma para serenar nuestros pensamientos. Para ello, nos sentamos el suelo o en la cama. Con el dedo índice tapamos la fosa nasal derecha, y jugamos a respirar solamente por la fosa nasal izquierda.

Inicialmente, la respiración puede estar algo agitada, pero a medida que practicamos seguramente se va a volver más larga y menos entrecortada. Mientras respiramos sólo por el lado izquierdo, nos imaginamos una luna llena, radiante. Podemos también pintar el aire de un color al azar, preferentemente un color frío como el azul.

Mientras continuamos respirando, por el lado izquierdo, el aire azul y frío entra en nuestro cuerpo y nos ayuda a sentirnos más tranquilos.

Cuanto más pausadas sean la inspiración y la exhalación, más claridad y calma habrá en los pensamientos del niño con quien practiquemos.

¿Intentarás poner en práctica estos consejos? ¡Cuéntanos en los comentarios!