Si has entrado a este post es porque, al igual que nosotras y nosotros, esto te ha pasado en más de una ocasión: luego de un mal día de pareja, por problemas laborales individuales en la relación, o tal vez por “dejar pasar una conversación importante”, la escena muta sin mucho aviso y terminas teniendo una calidad de sexo increíble.

Lo que parecía el ojo de la tormenta, se transforma de repente en gran imán para los cuerpos. En cuestión de segundos, la confrontación queda en el olvido y lo único que aflora es un instinto salvaje, íntimo, que ayuda a restablecer la paz y los vínculos en la pareja. ¿Pero por qué razón es tan bueno el sexo cuando sirve para poner fin a una discusión? La respuesta está en la biopsicología de la emoción.

¿De qué se trata?

No es novedad afirmar que las emociones son dinámicas y contagiosas. Se propagan de persona a persona sin ninguna mediación. También esto ocurre en las redes sociales, aún sin contacto físico. Imagina entonces lo intenso que es este canal empático en la pareja.

Dolf Zillman, formuló por los años 70 algo que todos conocemos: una activación fisiológica alta, anterior a la activación de una emoción, “amplifica” esta segunda emoción. Esto, explicado por Zillman sería así: “la excitación residual de una excitación previa se une a la excitación generada por la nueva excitación y atribuimos por defecto su causa a los acontecimientos del presente cuando realmente están en el pasado”.

En palabras un poco más terrenales, este fenómeno funciona por “transferencia de excitación”. La pelea verbal genera una emoción fuerte que, luego será transferida al otro plano con mucha, pero mucha intensidad y fortaleza.

En este ensayo, un grupo de hombres debían atravesar dos puentes distintos: uno de ellos colgante, inestable, que despertaría el miedo de cualquier individuo por su movimiento constante. El otro, un puente súper sólido, bien edificado, que no debería despertar ningún tipo de emoción de temor en los participantes.

Justo en la mitad del puente, se les acercaba una mujer atractiva pidiéndoles rellenar un cuestionario. El experimento encontró que esta excitación sexual -derivada de la escena- era mayor en los casos en los que el encuentro se producía en mitad del puente colgante e inestable. La excitación causada por el miedo, percibido como peligroso, se transfería a la nueva emoción, reforzándola.

Si bien es súper importante encontrar esta zona de reconciliación, elevada por toda la previa de tensión y malestar, también es fundamental encarar hasta el final estas conversaciones que necesitamos transitar para construir una pareja mejor. No te quedes con cuestiones que decir con quien amas. Mientras todo parta desde el respeto y el amor, nada saldrá mal.

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