Es un alivio comprender que no sólo los humanos somos complicados a la hora de amar. El caso de los lobos es un buen ejemplo: aúllan para estar en contacto con los que extrañan. También el increíble hallazgo relacionado a los elefantes, que tienen una extraordinaria inteligencia para crear lazos emocionales.

Si bien estas características nos llenan de amor y ternura, debemos decirte que no todo es amor en el reino animal. Tal como le pasa a las personas, sus lazos amorosos pueden romperse, sin importar el lapso de tiempo compartido. De esto se trata la historia de dos tortugas gigantes, Bidi y Poldi, que a pesar de ir juntas a terapia por muchos años, al fin han puesto punto final a su matrimonio que duró más de un siglo.

Luego de vivir juntas en una especie de lazo conyugal, Bidi y Poldi, dos tortugas centenarias del zoológico de reptiles Happ, en Australia, han terminado su relación.

Relaciones duraderas pero conflictivas al fin

Estas gigantes y hermosas tortugas nacieron cerca de 1897. Se conocieron al poco tiempo, dando inicio a una gran relación. Pero como en toda relación duradera, en algún momento se presenta la crisis. Tras más de un siglo de matrimonio, la pareja necesitó de una terapia en 2012 para solucionar la abrupta crisis que las atravesó: Bibi, la hembra, atacó en varias oportunidades el caparazón de Poldi, mostrando que ya no estaba dispuesta a compartir su jaula con él.

tortugas gigantes divorcio

Con mucha pena, los especialistas del portal Atlas Obscura, asintieron al afirmar que la terapia no rindió frutos. Después de varios ataques más, los veterinarios del zoológico separaron a las dos tortugas y llevaron a Poldi hacia un recinto diferente.

De esta manera, se consumó el divorcio de estas dos amantes centenarias. Pero los trabajadores del zoo no pierden esperanzas: en la actualidad, instalaron una ventana entre las casas de ambas tortugas para que puedan mirarse desde lejos, con el deseo de lograr su reconciliación.

Si bien la decisión parece ser definitiva, la esperanza es lo último que se pierde... ¿verdad?

¿Te gustó la historia de estas dos tortugas? ¡Compártela!