Los loros son conocidos por su habilidad para hablar, pero, en realidad, esta destreza proviene de su capacidad de imitación. Solo un grupo selecto de animales, denominados "vocal learners", tiene la capacidad de adquirir nuevos sonidos mediante la imitación. Esto abarca diversas especies, incluyendo murciélagos, cetáceos, focas, leones marinos, elefantes, colibríes, pájaros cantores y, por supuesto, los loros.

Lo sorprendente es que estos animales no tienen una relación cercana entre sí, lo que sugiere que la capacidad de aprender vocalmente evolucionó de manera independiente en cada grupo. Los científicos creen que esta capacidad de aprendizaje vocal pudo haber surgido para permitir una comunicación más compleja y la transmisión cultural de sonidos importantes para la cohesión social.

En el caso de los loros, su capacidad de imitar sonidos va más allá. Pueden imitar sonidos que no pertenecen a su especie, lo que es realmente asombroso. Sin embargo, hasta 2015, no se entendía completamente cómo lograban esta proeza.

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Investigadores de la Universidad de Duke llevaron a cabo un estudio que reveló diferencias estructurales clave en los cerebros de los loros que podrían explicar su habilidad para imitar sonidos, incluyendo el lenguaje humano. Al diseccionar los cerebros de nueve especies diferentes de loros, descubrieron una estructura adicional en el cerebro de los loros, conocida como "anillos externos" o "cáscara". Esta estructura adicional no se encuentra en otras aves con capacidad de imitación vocal.

Lo más interesante es que los anillos externos varían en tamaño entre diferentes especies de loros, lo que se correlaciona con su capacidad para imitar sonidos. Esto sugiere que esta estructura cerebral es fundamental para su capacidad de aprendizaje vocal.

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Estos sitios cerebrales involucrados en el aprendizaje vocal también están vinculados al control del movimiento. Esto podría explicar por qué algunas especies de loros pueden aprender a bailar al ritmo de la música. Es importante destacar que, aunque los loros pueden imitar palabras con precisión, no necesariamente comprenden su significado. Así que, el lorito en la historia no estaba siendo grosero, y su intento de coquetería con el padre era simplemente una imitación de sonido. Los loros, verdaderos maestros del eco auditivo, nos siguen sorprendiendo con su capacidad única para comunicarse con el mundo que los rodea.

Fuente: Muy Interesante.