Siempre la posición que tomemos en la vida nos debe importar: sea política, amistosa, familiar o laboralmente hablando. En el territorio de la cama es algo muy similar ya que, la forma en que te coloques durante la práctica sexual puede ayudarte a alcanzar orgasmos con más o menos facilidad.

Está comprobado científicamente que, la postura más efectiva es aquella en la que la chica se pone encima, porque «los puntos más sensibles de la vagina y la vulva se estimulan al mismo tiempo», asegura la sexóloga y experta en relaciones, Megan Stubbs. ¿Te resulta familiar esta afirmación?

Según recientes estudios, el 70% de las mujeres reconoce que esta posición pone en juego una doble estimulación que resulta más satisfactorio. ¡Parece ser que el clítoris en constante roce no falla!

El dato proviene de una encuesta realizada por una reconocida marca de preservativos, que profundiza sobre las preferencias sexuales de las millennials. Según los resultados, esta posición que estamos describiendo (el modo cowgirl) está en tercer puesto, luego del misionero y el perrito.

Tomemos las riendas y también el control del ritmo de nuestro juego sexual. Si hasta aquí aún dudas sobre esta fascinante posición, compartimos cuatro razones para convencerte.

1. Sube la excitación

La primera ventaja nace en la gravedad que tu cuerpo ejerce sobre el de tu pareja. Esto facilita una penetración más profunda y estimula el punto G, según Juliet Allen en Ecstatic Sex & Deep Intimacy (Sexo eufórico e intimidad real). Tambipen puedes jugar con las rodillas de quien tengas debajo: una vez que estas por encima, junta sus piernas si quieres movimientos suaves o sepáralas si los prefieres más fuertes.

2. Tú manejas esta partida

¡El poder femenino arriba! Tu decidirás el movimiento, la frecuencia, la duración y la velocidad de absolutamente todo. Puedes parar, retomarlo, cambiar de frente, echarte para atrás. Según Megan Stubb, para lograr el ritmo ideal que te conduzca a orgasmo inolvidable debes imaginarte que vas conduciendo un coche: comienza lentamente y roza con delicadeza (o presiona) tu clítoris contra tu chico. Luego, ve acelerando poco a poco. Incluso puedes sentirte libre de jugar con esta situación y bajar de marcha para retrasar el momento cumbre.

3. Todo está a tu alcance

Rápido vas a darte cuenta que no hace falta demasiada práctica para sentirte cómoda y que, además, tienes las manos libres para acariciar o tocar. Recorre su cuerpo, disfruta del viaje. Concéntrate en los pezones, gran centro erógeno tanto de mujeres como hombres. Agarra las manos de tu compañera o compañero y hazlo recorrer lo que tú tengas ganas.

4. El contacto visual suma

¿Hay algo mejor que intercambiar miradas? ¿Poder mirarse a los ojos mientras se dicen cómo la están pasando? Además de lo sensual que puede resultar esto, también sirve para consolidar el vínculo afectivo . De todas maneras, si no puedes evitar preocuparte “por tu cuerpo” en este momento, debes saber que tu pareja no se está fijando en el tamaño de tus pechos ni en tu barriga. Te aseguramos que estará disfrutando de tus movimientos, de tu placer, ¡de toda esa explosión!

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