Todo lo que un niño puede aprender por medio del juego es asombroso, es la forma de motivarlos de una manera divertida e ingeniosa. Es importante inculcar valores que les ayuden a desarrollarse como persona y que le den bases fuertes para su futuro. Sin duda alguna el juego es primordial para los pequeños.Algo que al parecer hoy en día se ha perdido; pues el ir al parque, jugar, correr y hasta, hacer una que otra travesura, lo ha sustituido la tecnología. Los chicos prefieren sumergirse en sus celulares o en los videojuegos, y las actividades grupales o al aire libre son prácticamente nulas en su itinerario.Es ahí, donde los padres están obligados a ayudar y enfocar la correcta dirección y a estimular a los chicos; pues la educación de los hijos, su desarrollo y un crecimiento saludable, definitivamente se relaciona con el juego y el compartir con los demás; pero no cibernéticamente, una relación persona a persona que establezca vínculos y fortalezca su confianza y autoestima.Vamos a jugar, “Piedra, papel o tijera y un poco de harina”Por ello, esta madre recursiva e ingeniosa, tuvo la genial idea de llevar el simple juego de “piedra, papel o tijera” a un nivel mucho más interesante. Incluyo en este caso, la harina como complemento de este juego. La penitencia para el perdedor, sería llevar en su cara un poco de harina, indudablemente que este ingrediente añade interés en los niños y todos quieren participar.https://www.facebook.com/437477213064229/videos/271669206797802/?t=0No importa quien resulte perdedor, mamá también asume su falla y su cara va tornándose cada vez más blanca. Los niños se entusiasman y esperan su turno, ansiosos. Ver la cara de su madre no tiene precio alguno y juegan una y otra vez, sus risas son evidentes y todos se olvidan por un largo momento de la tecnología, algo realmente sorprendente.Esta es simplemente una pequeña demostración del ejemplo que nosotros como adultos podemos dar a nuestros hijos, nuestras acciones influyen drásticamente en el comportamiento de los pequeños. Podemos brindar experiencias buenas a nuestros niños y que comprendan que el respeto y la tolerancia, hacen parte tanto de los juegos, como de la vida misma.