El arte no tiene barreras. Lo podemos ver en los muros de las calles, en los cafés millennials que sirven en algunas confiterías, y también en las últimas tendencias de moda como por ejemplo las uñas. ¿Pero qué tal si estos simpáticos dibujitos esconden algunos daños que desconocemos a largo plazo? Los centros de manicura “low cost” supieron posicionarse en los lugares más concurridos. Las uñas perfectas son tendencia y esto lo podemos a nuestro alrededor. Amigas, familiares y compañeras de trabajo,portan un nuevo diseño que sus manos exponen. Lo cierto es que toda disciplina tiene sus pro y sus contras. Esta nueva moda de manos ha hecho que los “nail express” se instalen en shoppings, centros turísticos, bares e incluso fiestas de 15 años. Es hermoso cuidar nuestro aspecto, pero es necesario comprender qué tipos de riesgos traen aparejados estos químicos y herramientas.

¿Cómo ser consciente de ello?

  1. Elegir el sitio donde nos haremos manicura es un dato importante. Existen establecimientos que no cumplen con los parámetros de higiene y seguridad sanitaria. Esto hace que el riesgo de infección sea muy alto, tanto por el uso de material contaminado (existe la transmisión de enfermedades cutáneas) como también por las heridas que resulten del trabajo.
  2. Por su parte, los esmaltes permanentes suelen ser atractivos por su efecto duradero. Tres semanas sin removedor suena de maravillas. El problema es que esta técnica requiere el uso de una lámpara LED. Esta lucesita, convierte al esmalte permanente en un peligro. Su luz puede provocar daños graves en las uñas y en la piel. Imagina: tanta exposición en una piel muy poco vulnerada, puede convertirse en un foco de posible cáncer de piel latente.
  3. Además, no dejemos de lado la cantidad de alergias e infecciones por hongos y bacterias que este hábito puede desarrollar. Se estima que el 6% de las usuarias desarrolla este tipo de problemática a nivel mundial.

La Luz LED que requiere el esmalte permanente puede generar cáncer de piel Con esto no queremos asustarte. Ya lo mencionamos: ocuparse y preocuparse por nuestro aspecto es algo hermoso. Lo único que recomendamos es que antes de “poner las manos en el fuego”, investigues el centro al que acudes. Normas de higiene, materiales adecuados y profesionales certificados son la clave. ¡Darles descanso entre lámpara y lámpara también!

Sorprendente, ¿verdad?