No podemos evitar reconocer la rapidez con la que vivimos. Nuestra cabeza está dividida en miles de conversaciones por Whatsapp, a la vez que estamos terminado de cenar con nuestros padres y esperando a que se haga la hora para encontrarnos con nuestro amigo o amiga.

Estamos en todos lados y en ninguno a la vez. Descargamos aplicaciones para absolutamente todo, con el objetivo de hacer todo más de prisa.

Hace ya tiempo que varios periodistas, escritores y filósofos se encuentran pensando sobre esta velocidad en la que ahora parece transcurrir la vida. Si bien no es más que “una impresión” (ya que los minutos siguen valiendo la misma cantidad de segundos), esto se debe a todo un paradigma de la época, que se enmarca en esta automatización de la vida en general.

Las computadoras, las aplicaciones, los avances tecnológicos han hecho que millones de procesos repetitivos en nuestra rutina se automaticen. Ahora son las máquinas quienes cumplen nuestros deseos. Todas las industrias hoy dependen de estas maquinarias y, es cierto que en un gran punto nos han simplificado tareas.

En cierta forma, ese es el espíritu de la informática: hacer la misma tarea que un ser humano, pero en menor tiempo. Y aquí es donde aparece el concepto del tiempo. Este es la razón por la cual se comenzó a automatizar todo tipo de circuitos, trabajos y procesos.

Desde la Revolución Industrial que alimentamos la fantasía que todos y todas conocemos: “que las máquinas hagan las tareas monótonas y los humanos se dediquen plenamente al propósito de ser humanos”. Pues lo que está sucediendo es totalmente lo contrario: la tecnología es ahora la nueva cárcel del tiempo.

Los smart phones que ahora mismo tenemos entre dedos no te han acercado más a una existencia de libertad o plenitud. ¿O sí? Más bien te genera lo opuesto: te provocan una sensación de dominación y sujeción increíble.

La velocidad en el amor y los proyectos

¿Cómo puede ser que intentemos apresurar algo que tiene su propio ritmo? Esta es la contradicción fundamental de modo de vida de nuestra época. Querer todo a la velocidad de un click (o sólo tolerar que una página tarde en cargar 3 segundos, sino la cerramos y nos olvidamos por completo de ella) genera un malestar contemporáneo y sus efectos están a la vista de todos. Ansiedad, excitación y también la frustración para con los proyectos emprendidos y abandonados.

El uso de todas las tecnologías nos predispone con menos paciencia a las tareas que llevan un trabajo sostenido, un seguimiento constante. Claro que descreemos de esto, si nuestro tiempo hoy lo rige la velocidad de algo que no concuerda con la vida real.

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Lo mismo sucede con el amor. Y al hablar de amor nos referimos a tu pareja, al amor por la vida, por la naturaleza, por nuestro trabajo, por nuestro cuerpo. ¿Puede el amor automatizarse?

El trato cotidiano con los demás, el instante que compartimos con la persona que queremos, las tareas que hacemos en el trabajo, ¿desearías que se automaticen? ¿Entonces por qué actuamos como si esperásemos que se presente de este modo?

Cada día esperamos, tanto de un vínculo amoroso como de un proyecto personal, que sea rápido o inmediato. De una película, serie o libro esperamos que no nos implique esfuerzo ni desafío. De una persona que conocemos, que por favor no nos pida paciencia ni tolerancia ya que no tenemos tiempo para ello, en nuestras nuevas estructuras de tiempo "resulta imposible". ¿Pero esto es verdaderamente asi?

Ahora que puedes ver esta automatización que inconscientemente aplicaMOS a todA Situación, ¿harás algún cambio al respecto? ¡Cuéntanos!