Encontraron un barco romano hundido del siglo III d.C. frente a las costas de Mallorca. Se trata de restos de una nave cuya misión principal sería el transporte de víveres desde el sur de la península ibérica hasta Roma.

Félix Alarcón, un hombre que nadaba en la costa mallorquina, cerca del municipio de Can Pastilla, fue quien encontró los restos del barco hundido de unos diez metros de eslora (largo) y cinco de manga (ancho). Nunca había sido localizado porque se encontraba totalmente enterrado, pero el desplazamiento de la arena a causa de las corrientes dejó parte de la estructura y algunas ánforas a la vista.

Ni bien recibió la noticia, el Consejo de Mallorca envió al lugar ocho buceadores especializados en arqueología subacuática y a un restaurador. El Instituto Balear de Estudios de Arqueología Marítima se ha encargado de recuperar y documentar todos los objetos que se han encontrado en el barco, y creen que constituye uno de los yacimientos arqueológicos submarinos más importantes del Mediterráneo Occidental.

Pero, ¿qué habrá ocurrido para que acabase en el fondo del mar y con él todo su contenido? Y, ¿cómo ha podido ser recuperado en perfecto estado de conservación 18 siglos después de hundirse?

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Se han encontrado 100 ánforas selladas que contenían en su interior víveres con destino a la capital del imperio, con contenidos como aceite de oliva, vino y garum, una salsa a base de vísceras de pescado muy apreciada en Roma y conocida hoy popularmente entre los historiadores como "ketchup romano".

Para prepararla, las vísceras se echaban en un gran recipiente, donde se mezclaba con una serie de especias aromáticas y mucha sal para, después, dejarlo secar durante muchos meses al aire libre. Cuando la mezcla fermentaba, se filtraba el líquido, que era usado en guisos.

Las piezas, que fueron descubiertas en perfecto estado de conservación, actualmente se encuentran en unas piscinas ubicadas en el Museo de Mallorca sometiéndose a la desalinización. El proceso podría prolongarse durante varios meses pero es imprescindible, ya que, de cristalizar la sal, las ánforas podrían romperse.

"En lo que respecta a la arquitectura naval, este naufragio es uno de los mejores conservados en todo el Mediterráneo del Bajo Imperio romano", afirmó el departamento de Cultura de Mallorca en un comunicado.

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Los expertos consideran que el barco no se hundió por una tormenta, sino por culpa de una mala maniobra a bordo, que habría producido una fuga en el casco. Esto hizo que pronto se anegara de agua y lo mandara al fondo del mar. Y por cómo se encontró todo, y por el alto grado de conservación que tenía su carga, es probable, sino se hubiera hallado dispersa y rota por muchas partes.

Otro dato importante según la investigación, es que se habrían conservado en buena parte gracias a una serie de fibras vegetales halladas junto a ellas, como sarmiento y algunas ramas de la cepa de la vid, utilizadas para fijar las ánforas y también para amortiguar los hipotéticos golpes que pudieran sufrir entre ellas, evitando posibles roturas por impacto. Suena increíble, pero al parecer dos milenios después se han podido hallar en perfecto estado de conservación.

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Fuentes:

El Confidencial

National Geographic

RT