El beso de Singapur, también llamado pompoir o kabazza en su versión árabe, es una antiquísima técnica sexual de la que ya hablaban algunos libros de historia. Se basa en que la mujer estimule el pene con la vagina una vez que este está dentro, realizando unos movimientos similares al de la succión.

Una curiosa práctica que, aunque tenga un nombre raro, es fácil de hacer y muy placentera. Si quieres un gran y excitante orgasmo, ¡toma nota de esta técnica sexual!

Para aquellas mujeres que practiquen con regularidad ejercicios de Kegel o pilates, seguramente les resultará más sencillo.

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Entrenar el músculo pubocoxígeo

Para poder practicar el beso de Singapur es necesario ejercitar este músculo. Hay mujeres que lo tienen entrenado de forma natural, pero en muchos otros casos requiere de cierta práctica. Para saber a qué músculo nos referimos, la próxima vez que vayas a orinar prueba cortar el pis a la mitad durante un segundo: el músculo que te permite hacer eso es el pubocoxígeo.

Para entrenarlo, puedes probar con algunos ejercicios propios para el suelo pélvico para mujeres embarazadas o mujeres que sufren pérdidas de orina. Son también llamados ejercicios de Kegel, y no solo te servirán para practicar una técnica sexual infalible sino también para evitar esas pérdidas en el futuro. Eso sí, hay que tener cuidado, pues hacer los ejercicios mal puede ser contraproducente para tu salud. Si tienes alguna duda, siempre puedes consultar con tu ginecólogo.

Cómo se practica el beso de Singapur

La sexóloga Raquel Graña explica con detalle en qué consiste la práctica del beso de Singapur. Una vez que estemos realizando el coito, debemos intentar contraer esa musculatura durante la penetración. Llegados a este punto, uno de los aspectos más importantes para que la práctica resulte satisfactoria es la comunicación. Nuestra pareja nos dirá si siente la fuerza que hacemos sobre su miembro.

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La práctica del beso de Singapur se caracteriza por la capacidad de contraer y relajar la musculatura vaginal de forma controlada hasta el punto de poder llegar a retener el pene. No es una práctica erótica sencilla, porque si ya resulta complicado contraer la musculatura a solas, aún es más difícil cuando se tiene el miembro dentro.

Una vez perfeccionada la técnica, existe la posibilidad de combinar con movimientos de cadera las contracciones, si bien esto requiere aún más pericia.

Recuerda: probar nuevas cosas y disfrutar de una sexualidad consciente puede resultar muy positivo para la pareja.

y tú, ¿te animas a probarla?

Fuentes:

MujerHoy

En Femenino