Los niños son muy lindos y traviesos, se encargan de añadir alegría a nuestra existencia, pero un tema muy delicado es el de su crianza, ¿Cómo conseguir que sean niños obedientes y educados? Es una pregunta que queremos responder.

Si bien anteriormente el método de castigo para los pequeños se basaba en una golpiza que indudablemente lastimaba su cuerpo y pretendía que con esto recordara que nunca más debería repetir su mal comportamiento, sin embargo, no siempre daba el resultado esperado.

Más adelante según los expertos, esta técnica fue rechazada, pues esto suponía un trauma para el menor y suponía un conflicto para su vida futura, por lo cual se debía buscar otras alternativas menos violentas y más positivas.

La idea era hablarle al niño y explicarle lo que estaba haciendo mal, tratando de que él lo entendiera. Algo que muy poco resultado dio, a medida que las generaciones se han ido desarrollando hemos podido evidenciar que esta tampoco es una forma de crianza acertada.

Algo que nos ha llamado mucho la atención, es comprender o entender que el mejor método de crianza proviene de Japón. Ellos poseen una mentalidad inigualable. Para ellos es fundamental la excelencia y no admiten un acto de mediocridad por parte de sus hijos y no toleran la desobediencia.

El método que ellos aplican es muy diferente a los que hasta hoy conocemos. Se basa en algo  muy sencillo, la madre debe estar siempre al lado de su bebé. Para donde ella vaya, va con él. Sin importar lo que ella vaya a hacer, si va hacer diligencias, por costumbre japonés se debe llevar consigo al pequeño.

Esta costumbre fomenta la unión y el apego a la mamá, algo que debe hacerse hasta que el niño cumpla los 3 años, luego de esa edad, el pequeño es enviado a una guardería o en algunos casos se envía al colegio, etapa verdaderamente difícil.

Aquí es fundamental cuidar lo que se le dice al niño cuando rompe algún juguete, no se debe regañar ni castigar, lo único que se le debe decir es, “lo lastimaste” y no más.

Este segundo paso al ponerlo en práctica religiosamente, enseñara a tu hijo a valorar mucho más las cosas que posee y se apegara a su lado emocional y sensitivo mucho más. Sin dejar a un lado al padre, quien juega un papel muy importante en esta misión.

Él debe reprochar de la misma manera que lo  hace su madre al pequeño y fomentar para que su hijo valore el esfuerzo que sus padres están haciendo, es necesario recordar que lo  primordial es conseguir que los infantes se apeguen a su lado emocional, algo que se logra al pasar tiempo de calidad con ellos.

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