Ser elegante va más allá de una prenda de ropa, está en nuestra forma de ser no en nuestra forma de vestir. Reglas de etiqueta de vida son más importantes que las del armario, porque la elegancia es también sinónimo de educación y buen comportamiento.

Las buenas actitudes adornan a una persona más que unos zapatos costosos. Las palabras sazonadas, inteligentes, perspicaces y bien dichas aportan al rostro el mejor de los encantos. Es bueno preocuparse por la buena apariencia, pero cuánto mejor es tener siempre buena educación, modales y la virtud de la sinceridad.

La elegancia no es algo que se aparenta, se tiene

Muchas personas con dinero pueden comprar las prendas de ropa más costosas y aparentar finura, pero la verdadera elegancia se lleva por dentro. Elegancia es tener refinamiento con lo que se piensa y lo que se hace, solo después de eso, se refleja en lo que vestimos. Pero en principio, la elegancia se traduce en educación y buenos modales y para esto no hace falta llevar un bolso de Prada, el no poder sentir compasión, no tener respeto por otras personas y no moderar lo que decimos solo nos hace gente corriente.

Una persona elegante modera el tono de su voz, no vive del chisme, no inventa mentiras y no se regodea en la desdicha de los demás. Quien es elegante aporta positividad a otros, es un ejemplo de éxito aún en las cosas pequeñas y lleva alegría, optimismo y verdad donde quiera que va.

Una persona elegante no es oportunista, no pretende pasar por encima de los demás para llegar a la cima. Sabe pedir perdón y dar las gracias, practica la empatía y la colaboración y sabe reconocer las virtudes de los demás.

Con todo esto, es seguro que la elegancia no se lleva en la apariencia, sino en las acciones del día a día. Porque elegancia como ya dijimos, es sinónimo de respeto y educación. Existen personas que se visten con envoltorios costosos, pero esto no les hace ni una pizca de elegantes. En cambio, existen personas sencillas que, sin saberlo, practican la verdadera elegancia en el día a día.

Encuentra la elegancia en ser, no en tener

Todos podemos llegar a tener cosas costosas de las que ufanarnos, pero como las virtudes del alma no se pueden robar ni comprar ¿quién las tiene realmente? El respeto se aprende del mismo modo que los modales y una persona educada lo es no solo por sus buenos modos a la hora de hablar, sino por sus acciones concretas.

Se es elegante no por lo que uno tiene, sino por lo que uno practica en el día a día. Dicho esto, es maravilloso ser una persona elegante, porque naturalmente quienes están en tu entorno aprenden a mirarte con respeto y con admiración. Cuando eres elegante por tus acciones, te conviertes en un ejemplo a seguir, en una celebridad en el mejor sentido, pues muchos querrán ser como tú.