La fonofobia es un trastorno de ansiedad frente a determinados estímulos auditivos, que hace que la persona que lo padece reaccione mostrando un miedo y enfado descomunal.

Los sonidos no tienen por qué ser estrepitosos, basta con la forma de masticar, sorber una bebida o una sopa, aclararse la garganta o el goteo de una tubería, para que quien lo escuche y sea fonofóbico se le alteren los nervios y se transforme en una especie de Hulk.

Síntomas

Los síntomas dependen de las sensaciones de cada paciente. Por tal motivo se requiere la evaluación de un terapeuta, para que diagnostique la intensidad de la alteración. Sin embargo las señales más comunes que se hacen presente al escuchar diversos sonidos son: desagrado, enojo ilógico, ansiedad, dolor de cabeza, estrés, sudoración en las manos y taquicardia.

Puede que la sensación de rechazo hacia el ruido permanezca por largos minutos en la persona afectada aunque la misma se haya alejado del lugar donde lo escuchaba, ya que ese sonido se mantiene en su memoria.

Asociación con emociones negativas

La fonofobia está relacionada con una hipersensibilidad auditiva, aunque a ciencia cierta no existe una explicación certera. Lo más probable es que el sujeto haya vivido un episodio desagradable relacionado con un ruido y ese sea el origen de su alteración.

Además, existen personas sin antecedentes de alguna experiencia amarga vinculada con algún sonido que tienen un miedo irracional.

No te confundas con la hiperacusia y la misofonia

También hay dos padecimientos que tienden a confundirse con la fonofobia, ya que se asemejan bastante; ellas son la hiperacusia y la misofonia, que diferenciaremos a continuación para aclarar dudas.

La hiperacusia es un miedo a ruidos fuertes, como la explosión de fuegos artificiales, las campanadas de una iglesia, o una sirena policial. Estas personas viven con un alto nivel de estrés, pensando que en cualquier momento pueden escuchar esos sonidos y por ello tratan de evitar lugares o situaciones en las que se sientan expuestos.

Para saber si se trata de hiperacusia lo recomendable es asistir a un otorrinolaringólogo, ya que este padecimiento puede ocurrir por una alteración en estructuras del oído, que transforma la manera en la que se captan los ruidos.

Cuando hablamos de misofonia, el individuo siente malestar con sonidos que puede que estén a un volumen mínimo o moderado, y no sean escandalosos. La diferencia con la fonofobia radica en que el paciente con misofonia es capaz de controlar su nivel de irritabilidad, mientras que quien padece la fonofobia casi que se transforma en Hulk cuando escucha el sonido que le molesta.

Además la fonofobia y la misofonia son de origen psicológico, a diferencia de la hiperacusia que es una enfermedad auditiva.

La fonofobia afecta negativamente a quienes la padecen, aunque no suele ser un tipo de enfermedad que se tome muy en serio. Pese a esto, es importante que el afectado acuda a la consulta de un profesional, quien indicará el tratamiento más adecuado.

Fuentes consultadas:

Psicología y Mente